A veces, las válvulas de las venas que hacen que la sangre circule en una dirección se debilitan o terminan lesionándose.
En el caso de las piernas la sangre debe vencer la fuerza de la gravedad, por lo que unas válvulas debilitadas acaban produciendo una acumulación de sangre. Esta acumulación provoca que la vena o el capilar se hinche formando la más que conocida variz.
Se han establecido diversos factores asociados a la aparición de las varices como pueden ser la edad, una mala alimentación, la falta de ejercicio, el sobrepeso, el embarazo y el postparto o simplemente la predisposición genética.
Normalmente no suelen conllevar ningún riesgo para la salud, sin embargo, son un síntoma de que «gozamos» de una mala circulación. Esta mala circulación en piernas y brazos puede incrementar la posibilidad de que las varices aparezcan cuando menos te lo esperas.
¿El truco para retrasar su aparición? Tan fácil como andar todos los días, no cruzar las piernas cuando estamos sentadas, levantarnos de la silla durante 5 minutos cada hora (sobre todo si tienes un trabajo de oficina), elevar las piernas al dormir o realizar masajes en las extremidades de forma regular.
A la hora de realizar estos masajes podemos utilizar una crema o aceite corporal, como por ejemplo el Aceite Elasticizzante, para facilitar el masaje.
Comienza aplicando presión y desplazando los dedos y el pulgar en el sentido natural de la circulación de la sangre. Posteriormente, extiende el pulgar hacia afuera para abarcar mientras realizas el mismo movimiento con las manos en sentido contrario. De esta manera, se favorece la circulación además de estimular el sistema linfático de la extremidad.
Por último, la temperatura del agua cuando nos duchamos también puede influir en la aparición de varices, ya que el aumento de temperatura influye en la dilatación de las venas. Procura que no esté demasiado caliente.
Una forma fácil de evitar la aparición de las tan antiestéticas varices en brazos y piernas.