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Los rayos solares son necesarios para el organismo pero pueden ser perjudiciales si no se hace una exposición responsable y no se protege la piel frente a ellos.

 

En verano, toda precaución frente al sol es poca. El astro rey es uno de los responsables de que la piel envejezca de manera prematura y de que provoque, incluso, lesiones malignas como carcinomas cutáneos o melanoma.

La piel, la parte más expuesta de nuestro cuerpo, como ya os contamos en un post anterior, puede dañarse por una exposición prolongada al sol debido a una protección inadecuada y/o insuficiente. En esa entrada os dimos consejos para beneficiarnos de los rayos del sol de forma responsable. Hoy os contamos cómo protegernos desde dentro.

Para defendernos de la incidencia de los rayos solares sobre la piel, hay que prepararse desde el interior. Llevar una alimentación adecuada es esencial. Además, en esta época estival, debe ser rica en betacarotenos. Este compuesto, principal fuente de vitamina A, puede ayudar a proteger la piel de las quemaduras solares. Se encuentra en alimentos como la zanahoria, la calabaza, la coliflor, el pimiento rojo, la espinaca, la lechuga, el brócoli o el albaricoque, entre otros.

La vitamina E, potente antioxidante y con acciones antimicrobianas, también resulta efectiva frente a la protección solar e incluso posee efectos antiinflamatorios. Puedes encontrarla en alimentos como las avellanas, almendras, la mantequilla de cacahuete, el brócoli o el mango.

El té verde, que mejora la hidratación y elasticidad de la piel y es rico en antioxidantes, o el chocolate negro, que contiene flavonoides, aumentan la capacidad de protección frente a las quemaduras.

 

 

En general, todas las fuentes dietéticas de antioxidantes juegan un papel importante en nuestra piel frente a los rayos solares ya que actúan como una especie de protector solar interno.

Sin embargo, aunque llenes tu dieta de todos estos alimentos, no debes olvidar la crema solar para protegerte del sol. Escoge una que se ajuste a tu fototipo de piel. Si aun así sufres una quemadura de primer o segundo grado, puedes utilizar una emulsión cutánea para favorecer la regeneración de la piel, aliviarla e hidratarla. No olvides que la piel tiene memoria y que debes cuidarla para evitar problemas futuros.

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