En primer lugar es importante decir que la grasa no sólo es buena, sino que también es necesaria en el organismo.
Eso sí, siempre dentro de valores saludables y adecuados para cada persona y no abusando de grasas saturadas de peor calidad.
Lo que en la calle se conoce como grasa buena, es aquella que no hace que nuestros niveles de colesterol se eleven más de la cuenta, al menos el colesterol LDL (conocido como “colesterol malo”, frente al HDL o “colesterol bueno”).
La grasa buena se compone de ácidos grasos monoinsaturados o poliinsaturados, presentes en alimentos como el aceite de oliva, aceitunas, pescados azules (como el salmón, atún, caballa, bonito, sardinas…), aguacate y frutos secos entre otros.
Por tanto una alimentación que incluya alimentos de este tipo, nos ayudará sin duda a mantener los niveles de colesterol LDL a raya.
No estigmaticemos a la grasa, tan solo ocupémonos de consumirla en su justa medida.