Los helados son un complemento ideal durante esta época de periodo estival, principalmente por su poder refrescante pero también por la multitud de sabores y texturas que nos ofrecen…¡un mundo lleno de posibilidades!
Debido a la cantidad de intolerancias que hay hoy en día, el mundo del helado se ha transformado, ofreciendo diferentes opciones tanto bajas en grasas, para celiacos, intolerantes a la lactosa o para personas diabéticas.
Si queremos reducir el aporte calórico, podemos optar, bien por helados de hielo o helados de crema fabricados con leche desnatada, que nos permitirá reducir en torno a un 80% el contenido graso. Para las personas celiacas existen helados fabricados libres de gluten, que permiten a estas personas disfrutar de un placer veraniego sin riesgo para su salud y con un sabor exactamente igual que el de los helados tradicionales (aquellos que no aseguran ser libres de gluten).
Por otro lado existen helados sin lactosa, fabricados con leches vegetales como la leche de soja o leche de arroz principalmente, en estos casos, un paladar fino puede notar cierta diferencia de sabor.
Esta oferta es más reducida por lo general que los helados aptos para celiacos, una pequeña pega para los intolerantes a la lactosa, aunque también tienen la opción de tomar helados de hielo o granizados, por lo tanto podrán disfrutar igualmente durante el verano.
Por último, aquellas personas que padecen diabetes, pueden optar por helados sin azúcar, en este caso suelen ser edulcorados con fructosa o sin azúcares añadidos en el caso de helados de frutas.
Para terminar y desde el punto de vista nutricional, los helados son productos interesantes para la salud ósea, por un lado por su contenido en calcio y porque degustados en esta época de exposición solar, favorecen la síntesis de vitamina D, imprescindible para favorecer la absorción de este mineral en los huesos. En cualquier caso, queda claro que en verano todos podemos saborear un buen helado, así que ¡a disfrutar!