Nuestra temperatura corporal, la acidez o la suavidad de la piel y otros tejidos varía dependiendo de la zona del cuerpo en la que nos encontremos.
Este pH de nuestro organismo nos ayuda a crear una barrera protectora contra bacterias y otros elementos externos que podrían afectar negativamente a nuestra salud.
En concreto, el pH de la zona íntima puede variar notablemente en diferentes etapas y estados de la mujer. En este área una pequeña variación en la acidez normal puede favorecer la aparición de infecciones.
¿Qué evita que esta acidez cambie repentinamente? La respuesta es la flora vaginal, un conjunto de bacterias que facilitan que el pH sea el adecuado, lo que evita la expansión de otros microorganismos perjudiciales.
Algunos elementos que pueden perjudicar nuestra salud íntima son, por ejemplo:
- Una higiene íntima deficiente o excesiva afecta a la flora vaginal favoreciendo la aparición de infecciones. Además, el pH natural también puede verse afectado si utilizamos productos no destinados especialmente para el cuidado de esta zona ya que pueden ser demasiado agresivos.
- Una dieta con demasiado consumo de azúcar, hidratos de carbono o alcohol puede afectar también a nuestra salud íntima favoreciendo la aparición de la candidiasis y otras afecciones.
- Algunos métodos anticonceptivos, el uso de tampones o la actividad sexual también afectan a la flora.
- La menopausia es uno de los factores de riesgo en la aparición de infecciones ya que con la edad, la sensibilidad de la zona íntima aumenta.
- La ropa interior poco transpirable y los pantalones muy ajustados favorecen que se acumule la humedad y, por tanto, que se cree un clima adecuado para la proliferación de bacterias y hongos.
¿Qué podemos hacer para mantener una flora íntima adecuada?
Lo más importante es adoptar una higiene íntima correcta, utilizando para ello limpiadores adaptados al pH fisiológico de esta zona. En este enlace puedes echar un vistazo a la gama Higiene Íntima de Rilastil Cumlaude con la que protegerte e hidratarte respetando tu pH fisiológico y las mucosas más sensibles.
Por último, una alimentación rica en productos probióticos como yogures que contengan lactobacilos, kéfir, pepinillos encurtidos e incluso el chocolate negro te ayudará a conseguir un pH equilibrado y una flora adecuada.